Declaración Curatorial – Progress
27 de diciembre, 2015
¿Cuál es el costo de obtener una vida mejor – para ti, para tu familia, para tu país?
Estamos acostumbrados a ver el precio de etiqueta en todo, pero cuando nos toca lidiar con decisiones en nuestras propias vidas, o las decisiones que tomamos como país, nunca es así. Y sin buscar el precio en la etiqueta, solemos olvidar que existen los costos.
Con la guerra en Siria causando una crisis de refugiados, las noticias están llenas de imágenes de personas en botes y de políticos haciendo promesas. Pero la historia real es que cada uno de los 10 millones de sirios desplazados está viviendo su propia Odisea, cada refugiada abandona una vida para salvarse a sí misma y a su familia. Cuando al fin llega a un lugar de refugio, sin el idioma y sin amigos, ¿qué vida le queda? El Refugio de Freidel sigue a una refugiada colombiana (de 6 millones de colombianos desplazados) quien ha caído en este camino para descubrir que la verdadera lucha – luego de la dramática incertidumbre de un éxodo peligroso – es reinventar una vida satisfactoria en este nuevo lugar.
Mientras los sirios escapan de la guerra y la violencia, nuestro país bombardea sus tierras al otro lado del mundo y nos espía, a sus propios ciudadanos, para mantenernos seguros. Esta contradicción aparente nos es familiar: es la principal razón dada para justificar mayor seguridad y actos de guerra en la década pos-9/11. Aprendizajes de una década de miedo es un acto de resistencia política, parte-drama y parte-meditación en el pensamiento mágico que convierte nuestras reacciones en crisis, cuando nuestra imaginación queda atrapada en el conflicto entre la esperanza y el miedo. La clave de este viaje es que vivimos cada día de nuestra vida con la ayuda de un poco de pensamiento mágico. El problema que evitamos es el costo que pagamos, y el costo que pagan los demás.
Ambas obras teatrales son nuestro tributo a aquellos que logran mantener su humanidad en estos tiempos difíciles.
-Beatriz Pizano, directora artística & Trevor Schwellnus, productor artístico